El pozo donde Julen está atrapado tiene 107 metros de profundidad y tan solo 25 centímetros de diámetro. Se trata de una galería, frecuente en tierras andaluzas, excavada con el fin de encontrar agua.
Ciudad de México, 21 de enero (RT/SinEmbargo).- Julen Guerrero, un pequeño de dos años de edad, lleva ocho días, desde el domingo 13 de enero, atrapado en un pozo en los alrededores de Totalán, un pueblo al sur de España.
Los equipos de rescate están trabajando en una galería vertical paralela al túnel donde se encuentra el menor y estiman que aún tardarán al menos un día en llegar hasta él.
Estas son las claves del accidente que tiene en vilo a España desde hace más de una semana.
¿Cómo sucedió el accidente?
El accidente sucedió cuando el pequeño se encontraba pasando un día de campo junto a su familia. Su padre estaba preparando una paella y el menor estaba jugando con otro niño en los alrededores del pozo. En un momento determinado uno de los familiares vio al niño caer y el padre llegó a tiempo de escuchar los llantos de su hijo en el interior de la cavidad.
¿Cómo es el pozo donde se encuentra atrapado?
El pozo donde Julen está atrapado tiene 107 metros de profundidad y tan solo 25 centímetros de diámetro. Se trata de una galería, frecuente en tierras andaluzas, excavada con el fin de encontrar agua.
Se encuentra en un terreno particular propiedad de un miembro de la familia del pequeño, que fue quien encargó la perforación. Según la persona que llevó a cabo los trabajos, el pozo estaba tapado con unas grandes piedras para evitar accidentes que alguien con posterioridad habría retirado. Aún así las autoridades están investigando la legalidad de la obra, puesto que fuentes del Gobierno andaluz ya han admitido que no tienen constancia de petición de sondeo ni de autorización para proceder a la excavación del pozo.
¿Qué se sabe del pequeño?
Lo cierto es que no se sabe nada del pequeño. Desde que sucedió el accidente, lo único que se ha podido recuperar ha sido un vaso y una bolsa de golosinas que habría llevado el menor en la mano en el momento de la caída, además de unos mechones de pelo que a través de pruebas de ADN se ha confirmado que pertenecían a Julen.
La hipótesis con la que se trabaja es que tras el percance, la propia caída del niño habría provocado un derrumbe de material de las paredes de la cavidad, lo que ocasionó un tapón de arena y piedras a una profundidad de 73 metros que impidió desde el principio el acceso del equipo de rescate al pequeño.
¿Hay posibilidades de supervivencia?
El georradar de la empresa sueca Stockholm Precision Tools, que participó en el exitoso rescate de los 33 mineros chilenos atrapados en 2010, localizó por debajo del tapón de material una oquedad de 15 metros, donde se cree que se encuentra el niño, que podría conformar una especie de recámara de aire.
José Antonio Berrocal, presidente de la Federación Andaluza de Espeleología, declaró a la televisión pública española que el menor podría aguantar entre siete y diez días “sin problema” dentro del pozo, debido a que los tapones como el que enfrentan suelen ser permeables y permitir el paso de aire.
En la actualidad ya han transcurrido ocho días y pasará al menos uno más hasta que se llegue hasta Julen. El pequeño debería sobrevivir todo este tiempo, suponiendo que tenga aire, sin agua ni comida. También se desconoce el estado en el que llegó a ese lugar, si desde el principio tenía o no heridas de gravedad.
¿Cómo está siendo el rescate?
Los trabajos de rescate se están produciendo a contrarreloj. En ellos han participado más de cien efectivos, que en las últimas horas han llegado a los 300. Algunos de ellos pertenecen al servicio de emergencias 112, el Consorcio Provincial de Bomberos, Protección Civil, equipos de rescate en terrenos montañosos y submarinistas de la Guardia Civil y bomberos de la ciudad de Málaga.
Otros de los que se han sumado pertenecen a empresas privadas o a colectivos que han ofrecido sus servicios o puesto a disposición sus maquinarias.
El rescate está siendo muy difícil debido al terreno en el que tienen que operar, que consta de zonas blandas que conviven con otras excesivamente duras, en una combinación de materiales heterogéneos.
¿Cuales han sido los contratiempos?
El primer contratiempo que tuvo que enfrentar el equipo de rescate fue el tapón que bloqueaba el pozo a unos 73 metros de profundidad, con el que topó la cámara que los operarios introdujeron para intentar llegar al menor y conocer cómo se encontraba. Como consecuencia, la primera decisión que se tomó fue la de succionar material con una maquinaria que se rompió durante los primeros días.
Posteriormente, se consideró la excavación de dos galerías: una vertical y paralela a la cavidad del accidente, y otra horizontal para llegar hasta la altura donde se cree que se encuentra el niño. La segunda opción, que al principio parecía la más prometedora, tuvo que abandonarse debido a la inestabilidad del terreno y al temor de que se produjeran derrumbamientos.
En la actualidad los trabajos se centran en el túnel vertical, que se ha topado con vetas de roca que están ralentizando los trabajos. Si este domingo el ritmo era de cuatro metros a la hora, las nuevas superficies encontradas, mucho más duras, han hecho que la regularidad haya descendido drásticamente hasta un metro cada cuatro horas.
¿Cómo está la familia del menor?
La familia de Julen vive una tensa espera. En unas de sus primeras declaraciones, tres días después del accidente, el padre del pequeño apenas podía contener la impaciencia. Presa de la desesperación, criticó duramente la dotación con la que se llevan a cabo las labores de rescate, en declaraciones recogidas por la prensa local. “Mi crítica no es hacia los guardias ni los bomberos, que se están dejando la piel. Pero no tienen medios”, decía.
“No puede ser que el primer camión de bomberos que llegó no llevara ni cámara —continuaba el padre de Julen—; tuvieron que meter un móvil”. De este modo, Roselló dirigía parte de su frustración hacia los políticos: “Se lo he dicho al delegado [del Gobierno en Andalucía] y se lo diré al presidente del Gobierno: no necesito tuits ni mensajes en redes, necesito medios”.
Posteriormente, Roselló declaró que tanto él como su mujer se encuentran “muertos”, “pero con la esperanza” de que tienen “un ángel que va a ayudar a que salga vivo”. José Roselló hacía referencia a su otro hijo, Oliver, que en 2017, con tan solo 3 años de edad, falleció de un infarto.
¿Por qué es tan difícil este rescate?
Tanto Ángel García Videl, delegado del Colegio de Ingenieros de Caminos, como María Gámez, subdelegada del Gobierno en Málaga, han insistido en varias ocasiones en que se trata de una obra de “ingeniería civil” que normalmente llevaría meses completar, que está fuertemente condicionada por la orografía del terreno.
Además, la dureza de los sustratos que van encontrando, junto a la necesidad de evitar corrimientos de terreno que pongan en peligro tanto a los miembros del equipo de rescate como al pequeño, complican aún más las tareas. “Esto ya supera la labor de rescate y salvamento del niño, es una obra de ingeniería civil”, fueron las palabras exactas de García Vidal recogidas por Diario Sur.